Una de las principales cosas a tener en consideración es que un CVC no es RSE o solo un concurso de startups, es algo estratégico. Por ello, si se toma esta opción se debe dedicar tiempo, recursos y personas. Por otro lado, como este es un tema de riesgos, debe existir un espacio para la prueba y el error. Por lo mismo, es recomendable comenzar de a poco, con unas pocas startups, en vez de montar de inmediato un fondo abultado. Otras de las características que debiera tener un CVC son autonomía, flexibilidad e independencia del core del negocio. Aún así, es recomendable que esté debajo del directorio. Otro punto relevante es entender que las startups, bajo esta estructura, son partners y no solo proveedores. Por ello es importante montar un mecanismo de vinculación entre el negocio y las startups para delinear su trabajo en conjunto. Finalmente, es crucial medir lo que se hace, no solo a las mismas startups, sino también el cómo ellas están impactando en el negocio.